miércoles, mayo 09, 2007

Lo que hace la inspiración....

Aprovechando que andaba con la musa inspiradora en la cabeza (¿ o debiera decir "el muso"?), aquí está algo que escribí para la página de mi Cía. Como los de mi bomba no leen acá, y los que leen acá no conocen mi bomba, no creo que existan problemas de "derechos de publicación". se llama "Testigo".


... Estoy aquí desde hace mucho tiempo…

Al principio no entendía dónde estaba, sólo sabía que escuchaba sonar sirenas y veía a las personas ponerse un uniforme negro y subirse a un camión rojo que se iba sonando con más sirenas.

Tampoco entendía porqué me sacaban a la calle y me paseaban delante de estas personas formadas y siempre después cantaban el himno nacional y entrábamos todos de nuevo.

He sido testigo de muchos hitos.

Vi crecer de a poco la casa donde estábamos todos y de a poco me fui dando cuenta que estaba en un Compañía de bomberos. También supe que yo era alguien muy importante.

Conozco a los viejos y a sus mañas, escuché a las guardias de los muchachos hacer desorden y me acuerdo como si fuera ayer las guerras de cojines y de botas de los niños…aunque ahora todos ellos están casados y tienen hijos, que también ya son bomberos. Vi al “Cara de palta” implantar su disciplina y cómo sufría cuando en las ceremonias no me rendían los honores como se debía , también lo escuché llamar la atención a los que me escoltaban si no marcaban bien el paso junto al que me llevaba.

Vi al viejo Herrera sacando los limones del árbol del patio, cuando todavía había patio.

Me emocioné con la antigua paila cada vez que llamaba a los cuartinos que llegaban corriendo a tripular el Nissan. Tuve frío en los inviernos pero entibié mi tela con el fuego que hacían para esperar a los muchachos de vuelta de las inundaciones. Vi pasar varios uniformes, conocí distintos cascos, sentí como el cuartel se iba agrandando, me entretuve con tanta gente bailando en las “convi”(…vencias) . Un día hasta ví que se empezaban a equipar las mujeres (costó, pero ya me acostumbré). Me alegré cuando llegaron los niños a vestirse de bomberos y a formar su brigada. Lloré cuando me hacían desfilar ante un cuartino que ya no volvería más. Fui testigo de alegrías, penas, peleas y reconciliaciones. Vibré con los triunfos y mordí el polvo de las derrotas.

Un día me condecoraron y fui aún más feliz porque entendí qué sienten los cuartinos cuando reciben sus medallas. Siempre pensé que estaba como el primer día en que me trajeron acá…hasta que escuché a un bombero que veía por primera vez , preguntar “¿Y ese paño morado todo desteñido que está en esa vitrina, qué es?” Entonces miré mi reflejo en el espejo que está al frente mío y me vi: mi color verde descolorido por el sol, ajado por el tiempo… quise llorar y habría querido gritarle a mis bomberos que me sacaran de ahí… no quería que los niños nuevos me miraran en ese estado… pero escuché a mis oficiales que me defendían, que decían que yo era el símbolo de la Compañía, que a ese paño desteñido le tendría que rendir honores cincuenta veces y cien más, que yo era el más bonito de los estandartes, porque YO SOY EL ESTANDARTE DE LA CUARTA COMPAÑÍA, entonces mi corazón de tela volvió a sonreír porque seguiré siendo testigo de todo lo que ocurra en este cuartel por mucho tiempo más.

1 comentario:

Ismael Brito Puelle dijo...

Excelente entrada.
Felicitaciones.